miércoles, 20 de junio de 2012

Recibió 20 puñaladas

Una prueba que Dios existe. El domingo, a las 01.00, le encajaron, en su cuerpo, no 19 ni 21 puñaladas. Fueron 20. René Apaza contó los puñalazos uno tras uno. El joven de 20 años de edad aseguró que lo que sentía cada vez que el cuchillo —similar al que se usa para untar mantequilla en el pan— atravesaba su piel, era como si alguien le hiciera cosquillas. Vive en una casucha, en un terreno baldío de Obrajes, en la zona Sur paceña, junto a "cleferos": jóvenes adictos a la clefa o terocal.

Fue apuñalado porque no quiso dar un boliviano para que sus amigos compren una nueva ronda de un litro de alcohol metílico —prohibido para el consumo humano y utilizado, entre otras cosas, por los soldados para sacar la grasa de los tanques de guerra— y sigan con la "farra" o "juerga". Ocurrió el domingo 3 de junio (publicado en Alarma el 4 de junio de 2012).

Foto: Juan Carlos Chamorro

Facebook: Juan Carlos Chamorro

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